#EDITORIAL_ En la alocución presidencial del pasado sábado 07 de junio, el Primer Mandatario Gustavo Petro expresó su total rechazo frente al inaceptable atentado, que no tiene cabida en democracia, contra la vida del senador de oposición Miguel Uribe Turbay. Acto seguido, convocó el lunes 09 de junio a todos los partidos políticos en el marco de la Comisión de Garantías Electorales, con la presencia del CNE y la Procuraduría entre otras autoridades, para atender la gravedad de los hechos.
La respuesta a que el Presidente haya puesto como prioridad democrática de su mandato, en conjunto con el Ministerio de Defensa y la Fiscalía General de la Nación, el proteger y rodear a la oposición en toda circunstancia, fue desconocer dicha Comisión de Garantías Electorales, y declarar junto a nueve partidos de oposición, apartarse de la institucionalidad, con la gravedad de no reconocer la figura, la institución y las prerrogativas del Presidente de la República, máximo comandante de las Fuerzas Militares.
Dicen defender las instituciones, pero llaman públicamente a no reconocer la majestad presidencial en toda su dimensión. Como si esto no fuera suficientemente grave de por sí, la Mesa Directiva del Senado de la República en pleno, en cabeza de su Presidente Efraín Cepeda, citan, sin convocar a la bancada de gobierno, que constituye la representación más numerosa del Senado, a los altos mandos militares, generando una situación anómala, muy cercana a una ruptura institucional del Legislativo como Poder del Estado.
¿Qué está buscando Senador Efraín Cepeda? ¿No es usted consciente que estos procedimientos son lo más cercano a un golpe de estado disfrazado, tentativas denunciadas frente a las cuales, ustedes tildan al Presidente de la República de paranoico? Usted es el Presidente del Senado, pero no es el dueño del Congreso. Estos son momentos de concordia y sosiego, y eso implica rodear a las instituciones, y muy particularmente al Presidente de la República. No son tiempos de buscar la cesación de su periodo y de su mandato, generando las condiciones de un golpe de estado, en contra de la voluntad popular.