La crisis climática ha alterado profundamente el ciclo del agua, generando sequías extremas, lluvias torrenciales y otros fenómenos que están afectando tanto los ecosistemas naturales como el suministro de agua en las ciudades. Este cambio no solo compromete la disponibilidad del recurso hídrico, sino que también expone la fragilidad de las infraestructuras urbanas, especialmente en ciudades que han crecido sin una planificación ambiental adecuada. La falta de una gestión responsable del crecimiento urbano y la protección de los recursos naturales está agravando esta situación, poniendo en riesgo la sostenibilidad a largo plazo.
Impacto de la crisis climática en el ciclo del agua
El cambio climático ha desencadenado alteraciones importantes en los patrones de precipitación, lo que afecta de manera directa la disponibilidad de agua en muchas regiones del mundo, incluyendo Colombia. Fenómenos como el aumento de las sequías prolongadas, las lluvias más intensas y las inundaciones son una realidad cada vez más frecuente. Estas alteraciones están presionando los sistemas de provisión de agua, sobre todo en áreas urbanas, donde las infraestructuras no están preparadas para enfrentar tales fluctuaciones.
En Colombia, esta problemática es especialmente visible. Ciudades como Bogotá han experimentado racionamientos de agua potable, algo que no sucedía desde hace más de 40 años. El sistema de provisión hídrica, basado principalmente en embalses y plantas centralizadas, no está diseñado para soportar las condiciones climáticas cada vez más impredecibles. Esta situación no solo compromete la disponibilidad de agua para la población, sino que también aumenta el riesgo de desastres como inundaciones, poniendo en peligro tanto la vida humana como la infraestructura urbana.
Crecimiento urbano sin planificación ambiental
Un factor clave que agrava la crisis hídrica en Colombia es el rápido crecimiento de las ciudades sin una planificación ambiental que proteja los recursos naturales. El urbanismo desmedido, sin considerar el impacto ambiental y sin integrar soluciones sostenibles para la gestión del agua, ha generado una serie de problemas que afectan tanto al ciclo del agua como a la calidad de vida de los habitantes. Las ciudades colombianas, en su mayoría, han adoptado un modelo de metabolismo lineal, donde el agua es consumida, contaminada y desechada, en lugar de ser captada, tratada y reutilizada.
En cada aguacero, se pierde una oportunidad valiosa de captar agua que podría ser utilizada para fines no potables, como la irrigación, la limpieza urbana o incluso la descarga de inodoros. De no adoptar un modelo de metabolismo circular, donde el agua sea gestionada de manera eficiente y reutilizada dentro del ciclo urbano, las ciudades seguirán enfrentando problemas como escasez, racionamientos y contaminación hídrica.
Soluciones para un manejo adecuado del agua
Frente a este escenario, es fundamental repensar la forma en que las ciudades gestionan el agua, integrando tecnologías y enfoques sostenibles que permitan hacer frente a los desafíos del cambio climático. Países como Australia, que también han sido severamente afectados por la crisis climática, han implementado un modelo de gobernanza integral del agua, donde el gobierno, las comunidades y las instituciones académicas trabajan juntos para desarrollar soluciones innovadoras. La captación y reutilización de aguas lluvias, combinada con una infraestructura resiliente, ha permitido mejorar la capacidad de respuesta frente a sequías e inundaciones.
En Colombia, un paso esencial es la adopción de Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) y Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS) en la planificación de espacios públicos y nuevos desarrollos urbanos. Estas soluciones, que son de bajo costo y altamente efectivas, pueden reducir la presión sobre los acueductos, al tiempo que mitigan los riesgos de inundaciones y sequías. El nuevo Manual de Espacio Público de Bogotá 2023 ya incluye recomendaciones para implementar SUDS, un avance importante, aunque su aplicación masiva aún es incipiente.
Planificación sostenible para un futuro resiliente
El crecimiento urbano debe ir de la mano de una planificación que respete y proteja los recursos naturales, especialmente el agua. Los planes parciales que regulan el desarrollo de nuevas zonas urbanas deben actualizarse para incluir sistemas de captación de agua de lluvia, energías renovables y soluciones sostenibles para el tratamiento de residuos. De lo contrario, las ciudades seguirán creciendo de manera insostenible, generando más presión sobre los recursos hídricos y aumentando la vulnerabilidad frente al cambio climático.
La crisis climática está transformando el ciclo del agua de formas impredecibles y peligrosas, lo que requiere un cambio urgente en la forma en que las ciudades se desarrollan y gestionan sus recursos hídricos. El crecimiento urbano sin planificación ambiental no solo pone en riesgo la sostenibilidad de los ecosistemas, sino que también aumenta la vulnerabilidad de las ciudades ante eventos climáticos extremos.
Colombia tiene la oportunidad de adoptar modelos sostenibles de gestión del agua, que no solo mitiguen los efectos del cambio climático, sino que también mejoren la calidad de vida de sus habitantes. La clave está en implementar soluciones circulares y colaborativas, donde el agua deje de ser un recurso desperdiciado y pase a ser un eje central del desarrollo urbano sostenible. Un país que no protege sus recursos naturales y no innova en la gestión del agua, es un país que no se desarrolla.
Te invitamos a la audiencia, uso y abusos contra el agua, para conversar sobre las soluciones a la crisis de agua en Bogotá:
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