Por: Efraín Mojica Pinedo

Cuando Álvaro Uribe Vélez llegó al poder en el 2002, traía bajo el brazo una de las reformas más lesivas para la clase trabajadora colombiana. Con promesas de modernización, lo que hizo fue desmantelar derechos: recortó los recargos nocturnos, dominicales y festivos; abrió la puerta a la tercerización salvaje y precarizó el empleo con contratos basura. ¿El cuento? Que así se generaría empleo. ¿La verdad? Más pobreza, más informalidad, más explotación, mientras los grandes conglomerados económicos engordaban sus ganancias. El pueblo puso el lomo, pero no vio ni una mejoría.

Hoy, desde ciertos sectores, nos quieren meter miedo con la Consulta Popular por la Reforma Laboral que impulsa el Gobierno del presidente Gustavo Petro. Dicen que se van a quebrar las empresas si se devuelven los derechos. ¡Falso! Eso es puro cuento de los que siempre han querido que el trabajo sea barato y desechable. Porque la verdad es que el trabajador no es un gasto: es quien genera riqueza. El recargo por un domingo trabajado no es un regalo: es justicia. Y aún así, con todos los derechos encima, el empresario sigue ganando. Porque el obrero produce valor, y esa es la base del negocio.
Y no confundamos: no es lo mismo una panadería del barrio que una multinacional bananera. Las micro, pequeñas y medianas empresas, especialmente las de economía popular, sí necesitan apoyo, pero eso no significa negarles los derechos a sus trabajadores. Lo que se propone en esta Consulta Popular es justo eso: equilibrar la cancha, devolver derechos, pero también apoyar a los pequeños con incentivos reales.

Ahora, aquí no hay letra menuda. Estas son las 12 preguntas que trae la Consulta Popular por la Reforma Laboral, explicadas claramente y sin enredos:

1. ¿Está de acuerdo con que el trabajo de día dure máximo 8 horas y sea entre las 6 a. m. y las 6 p. m.?
Para que la vida no sea solo trabajo y haya tiempo para vivir.

2. ¿Está de acuerdo con que se pague con un recargo del 100% el trabajo en día de descanso dominical o festivo?
Porque si trabajas cuando los demás descansan, mereces el doble.

3. ¿Está de acuerdo con que las micro, pequeña y medianas empresas productivas preferentemente asociativas reciban tasas preferenciales e incentivos para sus proyectos productivos?
Para que los de abajo también puedan crecer y competir.

4. ¿Está de acuerdo con que las personas puedan tener los permisos necesarios para atender tratamientos médicos y licencias por periodos menstruales incapacitantes?
Porque la salud y la dignidad no se negocian.

5. ¿Está de acuerdo en que las empresas deban contratar al menos 2 personas con discapacidad por cada 100 trabajadores?
Porque la inclusión también se construye desde el trabajo.

6. ¿Está de acuerdo con que los jóvenes aprendices del Sena y de instituciones similares tengan un contrato laboral?
¡No más trabajo gratis! Que el aprendizaje también se pague.

7. ¿Está de acuerdo que las personas trabajadoras en plataformas de reparto acuerden su tipo de contrato y se les garantice el pago de seguridad social?
Porque no todo puede ser al ritmo del algoritmo y sin derechos.

8. ¿Está de acuerdo con establecer un régimen laboral especial para que los empresarios del campo garanticen los derechos laborales y el salario justo a los trabajadores agrarios?
¡El campo también merece justicia laboral!

9. ¿Está de acuerdo en eliminar la tercerización e intermediación laboral mediante contratos sindicales que violan los derechos laborales?
¡No más camuflajes para explotar a las y los trabajadores!

10. ¿Está de acuerdo que las trabajadoras domésticas, madres comunitarias, periodistas, deportistas, artistas, conductores, entre otros trabajadores informales, sean formalizados o tengan acceso a la seguridad social?
Porque el trabajo digno es para todos, sin excepción.

11. ¿Está de acuerdo en promover la estabilidad laboral mediante contratos a término indefinido como regla general?
¡Basta de vivir con la incertidumbre del despido diario!

12. ¿Está de acuerdo con constituir un fondo especial destinado al reconocimiento de un bono pensional para los campesinos y campesinas?
¡Quien nos da de comer también debe poder envejecer con dignidad!

Esta consulta no es capricho, ni es improvisación. Es una herramienta de democracia directa para que el pueblo decida sobre su futuro laboral. El Gobierno la impulsa, sí, pero es el pueblo el que debe llevarla al corazón de cada barrio, cada plaza, cada calle. Y los movimientos sociales, sindicales, populares y alternativos ya están en pie de lucha para respaldarla.

Así que ya lo sabes: ¡organiza tu comité por el Sí! Busca a tu vecina, habla con tu primo, convoca a tus amigos del trabajo. Vamos casa a casa, construyendo poder popular desde abajo, con alegría y convicción. Porque esta vez no nos van a quitar la voz, esta vez decidimos nosotros.