Prensa UP_ El Gobierno Nacional radicó el Proyecto de Presupuesto General de la Nación para 2026 el pasado 29 de julio de 2025, con un monto total de $557 billones de pesos. De esta cifra, $303,13 billones corresponden a ingresos corrientes (principalmente recaudo tributario), mientras que $176,19 billones provendrán de créditos internos y externos. Estas cifras, aparentemente robustas, esconden una realidad preocupante: una parte significativa de estos recursos deberá destinarse a pagar la pesada herencia financiera dejada por el gobierno de Iván Duque (2018-2022), limitando severamente la inversión social.

El presupuesto nacional enfrenta una encrucijada histórica. Entre gastos obligatorios y limitados ingresos, el equilibrio fiscal se logra mediante dos vías polémicas: aumento de impuestos o mayor endeudamiento. Sin embargo, no todas las deudas son producto de decisiones responsables. El gobierno Duque, particularmente durante la pandemia, contrajo obligaciones financieras que hoy estrangulan las posibilidades de desarrollo económico y bienestar social.

El Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) se convirtió en uno de los pasivos más onerosos. Este mecanismo, que congeló artificialmente los precios de los combustibles, acumuló una deuda de $68.8 billones (a 2024), que el gobierno Petro terminó de pagar entre 2022-2024. Pero el verdadero talón de Aquiles son los préstamos pandémicos de Duque: los pagos por servicio de deuda se dispararon de $51 billones (2019) a $109 billones (2025)**.

La situación se agravó con la Sentencia C-489 de 2023, que eliminó deducciones fiscales clave, creando un hueco de **$34.9 billones** (entre 2023-2035). Mientras el país necesita urgentemente invertir en salud, educación e infraestructura, estos recursos se esfuman en pagar una deuda que creció de manera irresponsable.

Frente a este escenario, el gobierno actual se ve forzado a tomar medidas impopulares. La deuda es sagrada para pagar, pero su acumulación desmedida durante el cuatrienio Duque está hipotecando el futuro de Colombia. El presupuesto 2026 será otra víctima de esta mala herencia financiera, donde buena parte de los $557 billones servirán para tapar huecos del pasado en lugar de construir el futuro.

La historia económica recordará este periodo como el momento en que Colombia pagó las consecuencias de un endeudamiento cortoplacista. Mientras tanto, el país sigue buscando cómo liberarse de esta maldita herencia que frena su desarrollo.

5/8/25