El presidente Gustavo Petro afirmó que el archivo de la Ley de Financiamiento es una decisión movida por el odio político y contra el interés nacional. En un país con déficit, cerrar la puerta a mayores ingresos es irracional, más cuando los megarricos han duplicado sus utilidades por el encarecimiento de la deuda pública.
Solo se pedía que una parte de esas ganancias extraordinarias volviera a la nación. Pero el egoísmo pesa: no quieren aportar ni un peso, aunque la economía está boyante y las utilidades de los sectores más ricos están en máximos.
Petro advirtió que quienes hundieron la ley lo hicieron para salvar a los megarricos, y que esas decisiones terminarán golpeando a los pueblos negros e indígenas. Si la crisis no la pagan los ricos, la pagarán los pobres; y mientras este gobierno exista, eso no ocurrirá.
Las consecuencias del archivo ya empiezan a sentirse. El país enfrentará un escenario más complejo para manejar el déficit sin nuevas fuentes de recaudo.
La deuda pública creció durante la pandemia por decisiones del gobierno anterior, que dejó un hueco de 70 billones en el fondo de combustibles. Ese hueco ya fue pagado, pero la irresponsabilidad fiscal sigue pasando factura.