Prensa UP_ Con la aprobación de las conciliaciones de los textos de la reforma laboral del Gobierno del Cambio, el proyecto está a un paso de convertirse en ley de la República, solo falta la firma del presidente Gustavo Petro en el acto de sanción presidencial. Esta reforma, presentada inicialmente por la ministra Gloria Inés Ramírez, busca transformar las condiciones laborales en Colombia y revertir los retrocesos de legislaciones pasadas.
En una nueva etapa del proceso, el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, asumió la responsabilidad de liderar la reforma después de que siete senadores de partidos de derecha y oposición votaran sorpresivamente para hundirla, en lo que muchos consideraron un golpe político al gobierno de Petro. Sin embargo, la reacción del pueblo y el ambiente político permitieron revivir el debate, llevando el proyecto a la Comisión Cuarta del Senado para continuar su trámite legislativo.
Allí, la senadora del Pacto Histórico, Aída Avella, presentó una ponencia favorable a los derechos de los trabajadores. Aunque su propuesta no fue aprobada en su totalidad, la Comisión Cuarta logró consolidar un texto que pudo ser debatido en la plenaria del Senado. Este momento marcó un avance crucial, demostrando que, pese a las diferencias, era posible construir acuerdos en beneficio de la clase trabajadora.
Por su parte el Representante a la Cámara Gabriel Becerra indico con precisión los avances: «* La jornada nocturna empieza a las 7 p. m, Recargos dominicales y festivos llegarán al 100 %, Se elimina la contratación por horas, Madres comunitarias serán trabajadoras oficiales del ICBF, Estudiantes del SENA tendrán contrato laboral. El contrato indefinido será la regla general». indicó el parlamentario.
Después de casi dos semanas de intensos debates y negociaciones, el objetivo central fue recuperar los derechos perdidos en la reforma laboral del 2002, impulsada durante el gobierno de Álvaro Uribe. En esa época, bajo el argumento de «recortar la jornada de pereza», se debilitaron garantías laborales esenciales, afectando a millones de trabajadores.
La movilización de sindicatos y la persistente agitación de las ideas de la reforma fueron clave para mantener viva la discusión. Entre las principales demandas estuvo el retorno del pago justo de horas extras, dominicales y festivos, así como la recuperación de la jornada laboral real para el cálculo de estos pagos. Estas reivindicaciones encontraron eco en el Congreso, gracias a la presión social.
Hoy, el Congreso votó a favor de los trabajadores, marcando un hito en la historia laboral del país. Colombia celebra un avance significativo en el reconocimiento de derechos que habían sido negados por décadas. Esta victoria no solo es del gobierno, sino de todas las personas que lucharon desde las calles y los espacios de debate.
Con la firma presidencial, la reforma laboral se convertirá en ley, consolidando un cambio profundo en las relaciones laborales y devolviendo dignidad a los trabajadores. Este logro demuestra que, pese a los obstáculos, la unidad y la movilización popular pueden transformar las realidades injustas. El país avanza hacia un futuro con más equidad y justicia social.