Prensa_ En un contundente mensaje, el presidente de Colombia advirtió sobre los graves riesgos que enfrenta el país, vinculando el reciente atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay con una ofensiva del narcotráfico internacional. “Los asesinos buscan que nos matemos entre nosotros, debilitar el Estado y avanzar sobre sus controles a la economía ilícita”, afirmó. Reveló que, según fuentes de inteligencia, el ataque habría sido ordenado por mafias con sede en Dubai y Colombia, las mismas que han asesinado a más de 185 candidatos en Latinoamérica, incluyendo un aspirante presidencial en Ecuador.

El mandatario denunció la infiltración del crimen organizado en la política y ordenó reforzar la seguridad de líderes opositores como Álvaro Uribe Vélez, María Fernanda Cabal y Abelardo de la Espriella. Además, detalló los golpes más recientes al narcotráfico: extradiciones masivas, toneladas de cocaína incautadas y la captura de capos albaneses vinculados a redes en Italia y Ecuador. Sin embargo, alertó que estas estructuras siguen operando, utilizando puertos como Buenaventura para su logística. “Estamos ante una ofensiva para tomar el Estado”, advirtió.

Sobre el atentado, el presidente desmintió versiones de algunos medios: el arma no provenía de donde se especulaba, sino que fue comprada ilegalmente en EE.UU., y los supuestos chats del sicario eran falsos. “Fue una banda de Medellín planeando un atraco”, aclaró. El atacante, capturado tras horas de vigilancia, declaró que recibió la orden de “la olla” (estructura criminal). Aunque fue golpeado durante su arresto, se le brinda protección para garantizar su testimonio. El gobierno priorizará las garantías de seguridad para la oposición, incluyendo mecanismos del Acuerdo de Paz.

Frente al bloqueo legislativo, el presidente lamentó que el Senado haya suspendido sesiones, truncando tanto la Consulta Popular como la reforma laboral. “No puedo engañar al pueblo: sin tiempo legal, no habrá aprobación”, dijo. Reiteró su compromiso con la justicia social, eje de su mandato, pero criticó la obstrucción de las élites. “Presentamos las reformas, pero han visto lo que pasó”. A pesar de los ataques y la polarización, insistió en la “política del amor”, aunque aclaró: “Eso no significa traicionar la paz con impunidad”.

El mensaje es una alerta nacional: el narcotráfico y la violencia persisten como amenazas contra la democracia. Colombia debe unirse frente a este enemigo común, sin caer en divisiones que benefician a las mafias. “Sin justicia social no hay paz”, concluyó el presidente, reafirmando su deber de cumplir el mandato popular. Mientras el país espera justicia por el atentado, el llamado es a defender las instituciones y no ceder ante el terror. La batalla es por el Estado, y el momento exige cohesión.