Tras la muerte del Sumo Pontífice de los católicos, el Papa Francisco, el pasado 21 de abril, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ordenó la impresión masiva del texto Laudato Si’, redactado por el pontífice durante su episcopado.
Esta encíclica, es un llamado urgente contra los responsables del cambio climático y una profunda reflexión sobre el papel nuestro en la naturaleza y en la vida del planeta. El presidente de Colombia, Gustavo Petro busca que el mensaje de Francisco trascienda las fronteras de la Iglesia y llegue a todos los rincones del país, especialmente en un momento en el que la crisis ambiental exige acción y conciencia colectiva.
El presidente explicó su decisión con emotivas palabras: «Voy a ordenar que se imprima por millones la Laudato Si’ para que se lea en las escuelas, para que el campesino labrador lea tus palabras, hermosas y libres, infinitas; para que tu energía pase de mano en mano, de las manos de los niños y las niñas, y que lean lo que es la libertad y el cuidado de la vida, y aprendan a amar con tus palabras la vida, compañero, a la que le han declarado la guerra». Con esta iniciativa, Petro no solo rinde homenaje al Papa, sino que impulsa su visión de un mundo más justo y sostenible, donde la educación ambiental sea un pilar fundamental para las futuras generaciones.
“Los cuidados de la Casa Común”, evocando a San Francisco de Asís, el llamado santo de los pobres en el Laudato. Es un documento interesante y de alto contenido social, que revela una Iglesia que mira hacia los pobres, precisamente los más afectados en estos tiempos por la dictadura del capital y por el neoliberalismo, cuyo modelo es la férula para explotar a los más necesitados, a la vez que les niega sus derechos y anhelos sociales.
Es un documento, no faltaba más, confesional y doctrinario, desde la perspectiva de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Está escrito para sus cardenales, obispos, sacerdotes y feligreses, que son millones en todo el planeta. Aunque también dice que está dirigido a todos los pobladores de la Tierra que se interesan por el tema. Con lenguaje directo señala que son los poderosos y el modelo que representan los responsables del calentamiento global y del creciente deterioro ambiental que dañan la naturaleza. La responsabilidad es de los humanos y no obedece a causas sobrenaturales, es la verdad científica que acoge el audaz papa Francisco I que no deja de sorprender a la Iglesia y al mundo.
En general, Laudato Si cayó bien en el mundo. Es un discurso en favor de los pobres y de enjuiciamiento a las causas políticas y económicas del calentamiento global y de la depredación ambiental. El papa alerta sobre el peligro que desaparezca el agua: “Es previsible que el control del agua por parte de grandes empresas mundiales se convierta en una de las principales fuentes de conflicto de este siglo”. Las empresas y los políticos son los culpables por haber “hecho el uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto en la Tierra”. Llama la atención sobre el flagelo de la deuda externa y dice que existe una deuda ecológica de los países ricos con los países en vías de desarrollo.
Reconoce el papel de las organizaciones sociales que defienden el medio ambiente. “Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo”, dice. Valora el papel de la joven generación: “Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos”.
Aboga por el cambio: “El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad”. El papa no le teme al cambio: “El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad”.