Hernán Camacho
La salud es un derecho humano fundamental, no un negocio. Esta es la visión que el presidente Gustavo Petro ha impulsado en Colombia, enfrentándose a las resistencias de quienes ven la salud como una industria, particularmente las EPS (Empresas Prestadoras de Salud), quienes defienden un sistema que ha favorecido la privatización y el lucro. En regiones como La Guajira, donde históricamente la corrupción y el abandono estatal han contribuido a trágicas cifras de mortalidad infantil, esta diferencia ideológica se vuelve una cuestión de vida o muerte.
La crisis de salud en La Guajira: Corrupción y abandono
La Guajira es una de las regiones más empobrecidas y marginadas de Colombia, donde miles de niños han muerto por causas prevenibles debido a la falta de acceso a servicios básicos de salud. La corrupción, sumada a la ineficiencia del sistema de salud controlado por las EPS, ha dejado a su población a merced de una estructura que prioriza las ganancias sobre el bienestar. Durante años, la falta de infraestructura, equipos médicos y personal adecuado ha sido la norma, lo que ha provocado un verdadero colapso en la atención sanitaria.
Este modelo privatizado, que favorece a unos pocos, ha dejado sin protección a las comunidades indígenas y rurales que constituyen gran parte de la población en La Guajira. Mientras tanto, los sectores de la derecha radical se oponen a cualquier cambio que ponga en riesgo los intereses de las EPS, aun cuando las consecuencias de esa postura han sido devastadoras, especialmente para los niños y niñas de la región.
La transformación bajo el gobierno de Petro
El gobierno de Gustavo Petro ha llegado con la promesa de transformar radicalmente este escenario. Según el ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, el objetivo del gobierno es llevar a todas las regiones del país 11.751 equipos básicos de salud, lo que significa que más de 80.000 personas trabajarán en prevención, promoción y atención primaria. Esto es particularmente relevante para zonas rurales y marginadas como La Guajira, donde la falta de atención básica ha sido una sentencia de muerte para muchos.
Gracias a las nuevas políticas de salud implementadas en 2023, La Guajira ha comenzado a ver resultados concretos: la tasa de mortalidad infantil se redujo en un 47%. Este avance se ha logrado mediante un aumento sustancial de los recursos destinados al sector salud, distribuidos en programas y estrategias clave.
Principales inversiones y estrategias en salud para La Guajira (2023-2024):
1. Grupos Extramurales para Búsqueda Activa (2023-2024):
– En 2023, 129 equipos extramurales se desplegaron para realizar la búsqueda activa de personas en situación de vulnerabilidad, con una inversión de 31.224 millones de pesos.
– En 2024, se ampliará a 135 equipos, con una inversión de 55.887 millones de pesos, generando más de 1.200 empleos.
2. Infraestructura Hospitalaria y Dotación:
– Inversión total: 166.767 millones de pesos.
– Se destacan obras como la nueva sede del Hospital Armando Pabón López en Manaure (35.298 millones de pesos) y la reposición del ESE Hospital de Nazareth en Uribia (36.794 millones de pesos).
– Además, se realizaron mejoras en los hospitales Santa Rita de Cassia y San Lucas El Molino, con una inversión de más de 12.000 millones de pesos.
3. Proyectos de Transporte Asistencial y Puestos de Salud:
– Se invirtieron 3.912 millones de pesos en transporte asistencial y en la reposición o ampliación de 6 centros de atención primaria en salud.
– El fortalecimiento del Centro de Regulación de Urgencias y Emergencias (CRUE) con una inversión de 717 millones de pesos asegura una respuesta más efectiva ante emergencias.
El impacto de un nuevo enfoque
El cambio de enfoque en la atención de salud impulsado por el gobierno de Petro se basa en la idea de que la salud no es un lujo, sino un derecho para todos los ciudadanos, independientemente de su ubicación o condición social. La meta es garantizar que los servicios de salud lleguen a las comunidades más alejadas y vulnerables, brindándoles atención preventiva y primaria de calidad.
Este modelo enfrenta una férrea oposición de quienes quieren mantener las reglas del negocio intactas, priorizando el beneficio económico sobre la salud pública. Sin embargo, los resultados en La Guajira, como la drástica reducción en la mortalidad infantil, demuestran que este enfoque es no solo necesario, sino también eficaz.
El derecho a la salud está siendo reivindicado en La Guajira, donde la muerte de niños por causas prevenibles está comenzando a reducirse gracias a la inversión en atención primaria y a un modelo de salud centrado en las personas, no en el lucro. Este es un cambio de paradigma que representa una oportunidad histórica para que regiones como La Guajira dejen atrás décadas de abandono y exclusión.