José Antequera Guzmán, conocido como Pepe Antequera, fue un líder revolucionario colombiano, militante de la Unión Patriótica (UP) y de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO). Su vida estuvo marcada por un compromiso inquebrantable con la transformación social, la defensa de los derechos de los más humildes y la lucha por la construcción de un país más justo e igualitario. Como muchos otros líderes de la izquierda en Colombia, su sueño fue truncado por la violencia política que ha caracterizado la historia del país.
Pepe Antequera nació en un contexto de efervescencia política y conflicto social en Colombia. Desde temprana edad, se vinculó a la JUCO, la organización juvenil del Partido Comunista Colombiano (PCC), donde empezó a destacar por su capacidad de liderazgo y su profundo análisis de la realidad del país. Su militancia lo llevó a formar parte activa en procesos de organización popular, en la defensa de los derechos humanos y en la consolidación de la Unión Patriótica, un partido nacido de los acuerdos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las FARC-EP en la década de 1980.
La UP representó la posibilidad de construir una alternativa política de izquierda con participación electoral, pero rápidamente se convirtió en el blanco de una brutal campaña de exterminio. La oligarquía y los sectores más reaccionarios del Estado vieron en este movimiento una amenaza a su poder y respondieron con una estrategia sistemática de asesinatos, desapariciones y desplazamientos.
Antequera emergió como una de las figuras más influyentes dentro de la UP. Su voz resonaba en escenarios nacionales e internacionales denunciando la violencia contra la izquierda y exigiendo garantías democráticas para la participación política. En sus discursos, dejaba claro que la lucha de la UP no era solo una lucha electoral, sino un proyecto de país basado en la justicia social, la equidad y la soberanía popular.
Era un convencido de que Colombia necesitaba una transformación estructural y que la paz solo sería posible si iba de la mano con la justicia social. En este sentido, su pensamiento y acción estaban alineados con las luchas históricas del movimiento comunista y popular en América Latina.
El 3 de marzo de 1989, José Antequera fue asesinado en el aeropuerto El Dorado de Bogotá por sicarios al servicio de las mafias del poder. Su muerte se inscribió dentro del genocidio contra la Unión Patriótica, un exterminio que dejó más de 5.000 militantes asesinados, incluyendo a líderes como Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa.
El asesinato de Pepe Antequera no fue un hecho aislado ni un simple ajuste de cuentas. Fue un crimen político orquestado por el Estado en complicidad con paramilitares y narcotraficantes, con el objetivo de erradicar cualquier posibilidad de un cambio real en Colombia. Su muerte fue un mensaje de terror para quienes seguían creyendo en la posibilidad de una Colombia democrática y con justicia social.
A pesar de su asesinato, la memoria de Pepe Antequera sigue viva en las luchas populares de Colombia. Su ejemplo inspira a nuevas generaciones de militantes que entienden que la transformación del país no se logrará sin resistencia, sin organización y sin una profunda convicción en la necesidad de un cambio revolucionario.
Hoy, la lucha de Pepe Antequera sigue vigente en la movilización social, en la exigencia de justicia por las víctimas del genocidio de la UP y en la búsqueda