Claudia Flórez Sepúlveda
@ClaudiaFlorezPC
Metódico, estudioso, serio y preciso en sus comentarios, Gabo Becerra representa lo que el comunista italiano Lucio Magri llamaría el revolucionario profesional. Un militante político comprometido hasta el final con los proyectos colectivos que representan su vida.
Es cucuteño pero la mayor parte de su vida la ha vivido en Bogotá. Muchas lo conocimos siendo un dirigente de secundaria, mientras otras personas lo identifican en su trasegar como líder estudiantil y juvenil. Su escuela en los debates unitarios fue en el Frente Social y Político junto con los maestros Orlando Fals Borda y Carlos Gaviria. Como abogado, pero sobre todo académico, es una máquina en temas como la reforma del sistema político.
Desde 2022 es representante a la Cámara por el Pacto Histórico. En el parlamento ha liderado importantes temas como la Jurisdicción Agraria y la reforma a la educación. Tirios y troyanos reconocen que en sus intervenciones tranquilas y respetuosas, se encuentra una de las voces más coherentes de la izquierda colombiana.
Gabo también es el secretario general de la Unión Patriótica, UP, proyecto político que fue víctima de un genocidio y que luego de un largo periodo de resistencias, hoy es Gobierno como parte integrante del Pacto Histórico.
En esta Entrevista por la Unidad hablamos sobre diversos temas, entre ellos el balance al VIII Congreso Nacional de la UP, el diagnóstico de la unidad al interior del Pacto Histórico y los principales retos que emergen de la llamada ruta unitaria.
El golpe blando
Frente a la apertura de investigación y formulación de cargos por parte del Consejo Nacional Electoral, CNE, a la campaña presidencial de 2022, ¿considera la UP que estamos frente a un golpe blando?
El golpe blando es una de las estrategias en la que las clases dominantes se han trazado la posibilidad de interrumpir el mandato del presidente Gustavo Petro o debilitarlo para que, en el 2026, sea prácticamente imposible la continuidad del proyecto de cambio. Es un escenario que ha sucedido en otros lugares de América Latina y sobre el cual hay que actuar.
Conociendo a la élite de este país, llamamos la atención en que no debemos confiarnos. La UP ha dicho que defiende el Estado de derecho, porque se trata de una violación de la Constitución, pero también ha hecho un llamado a la movilización para defender la voluntad popular.
Al ser la UP uno de los partidos que el CNE investiga, ¿cuál es la actual situación jurídica del partido?
Junto con otras cinco organizaciones, que hoy están en el Pacto Histórico, la UP es firmante del Acuerdo de Coalición. Adicional a ello, fuimos el primer partido en avalar la candidatura presidencial del senador Gustavo Petro.
En ese acuerdo se dicen cuáles son las funciones de auditoría, finanzas y otras cuestiones electorales. La UP quedó como una de las organizaciones responsables en vigilar el proceso de financiación.
Es bueno advertir que nosotros presentamos los informes de las cuentas, las cuales el CNE envió a una auditoría que hace una entidad externa. Se aprobaron los documentos y se hizo el desembolso por reposición de votos. Nosotros cumplimos todo lo que nos exigía la ley. Pero, posteriormente, apareció un anónimo y se abrió la polémica investigación. Por lo tanto, junto con los abogados de otras fuerzas políticas y del presidente, hemos construido una defensa jurídica conjunta.
También es importante resaltar que no estamos frente a un problema jurídico, sino político. Quieren impedir que el Gobierno del cambio, representado en la voluntad popular que eligió al presidente Petro, logré terminar su mandato.
La UP celebrará su VIII Congreso Nacional el próximo 7, 8 y 9 de noviembre. En retrospectiva, ¿cuál es el balance?
Por más dificultades, limitaciones y problemas que se encuentren, el balance es indiscutiblemente positivo. Hace once años cuando hicimos el V Congreso “Renace la esperanza”, la UP era vista como una organización destruida o como un caso inédito de violación a los derechos humanos que cursaba una demanda ante tribunales internacionales.
En esta década tuvimos la inteligencia y la capacidad colectiva con otras fuerzas aliadas, de construir una agenda política y programática consecuente con la esencia de nuestro proyecto: lucha por la paz, la apertura democrática y las reformas sociales. Eso se tradujo en un programa que ha sido victorioso.
A las mujeres y hombres mártires de la Unión Patriótica, debemos decirles que no lograron asesinar su proyecto político ni sus ideas. Hoy tenemos la unidad del Pacto Histórico y un Gobierno popular que está construyendo los cambios.
¿Se cumplieron los objetivos planteados en el 2013?
Recuperamos vocerías políticas y posicionamos el ideario programático. Hace once años no teníamos ninguna representación política. Y hoy, en alianza con el Partido Comunista y otros sectores de la izquierda, tenemos representación en el Senado, la Cámara de Representantes, el Concejo de Bogotá y otras ciudades como Armenia y Tunja, curules en Juntas Administradoras Locales, diputados en La Guajira y Tolima, entre otros espacios.
La UP es un proyecto que sigue siendo plenamente vigente para la sociedad colombiana. Las lectoras y lectores pueden sacar sus conclusiones, si es esto un avance o un retroceso.
La unidad
¿Cuál es el diagnóstico que hace la UP sobre la unidad?
La unidad es un tema medular. Yo creo que eso hay que ubicarlo en un contexto. Lógicamente es el triunfo de todas estas fuerzas políticas y sociales que logramos por primera vez en la historia ganarles a las fuerzas tradicionales la conducción del Gobierno nacional.
Ese logro se dio gracias a la firma de un Acuerdo de Paz, al nivel de consciencia que se alcanzó con el estallido o rebelión social, y a la crisis profunda del régimen político. Pero a ese diagnóstico de cambio en la sociedad, hay que agregarle el lugar que tuvo la unidad para alcanzarlo.
¿Cómo llega la izquierda a este debate unitario?
La unidad no es simplemente una formalidad, un acta, una reunión y una foto. No. Es la construcción de unas condiciones de maduración donde coinciden muchas rebeldías, luchas y liderazgos. Hoy ese proceso tiene un nombre, el Pacto Histórico.
En la actualidad, estamos frente a un dilema. O somos capaces de dar un salto y construir un proyecto que no sea solamente para ganar elecciones, sino para dotar a un sujeto transformador en ese programa de cambio, o avanza la fragmentación, la atomización y la división. Estamos en un momento de definiciones y el VIII Congreso de la UP tomará decisiones, desde la experiencia de la UP, que es en esencia un proyecto de unidad.
¿Cuál es la propuesta que están impulsando? ¿Partido único, unitario o de tendencias?
La unidad no es un tema de voluntades ni de voluntarismo. Se tienen que dar unos acuerdos. Nuestra postura es que no tenemos miedo a la unidad y a la idea de un partido unitario sobre la base de unos compromisos. Les hemos dicho al presidente Petro y a las otras fuerzas que nos gusta la idea de una nueva organización unitaria que se llame Pacto Histórico, que sea de tendencias y que no disuelva la identidad de nuestras organizaciones. Sobre el tema jurídico hemos expresado que nosotros somos revolucionarios y no vamos a rendir culto a un fetiche jurídico como la personería.
Estamos trabajando en lo que llamamos una ruta unitaria. Vamos a proponer al VIII Congreso de la UP que autorice a su dirección a que avance en ese proceso sobre la base de unas condiciones. En nuestra colectividad hay debates y opiniones, pero no hay miedo a la unidad. Estamos dispuestos a avanzar hacia un partido unitario con reglas de juego claras para que el legado de la UP se siga fortaleciendo.
El ornitorrinco
Para la UP el tema de la personería jurídica es delicado, porque son once años donde la han conservado y les ha permitido tener un importante rol político al interior de la izquierda. ¿Cómo identifican este debate en la actualidad?
En primer lugar, creo que el mensaje para los militantes de la UP, como para todas las expresiones de la izquierda, partidos, movimientos e individualidades, es que debemos construir un método tranquilo, informado de la discusión y que priorice la construcción de acuerdos.
No sirve para el proceso unitario actuar simplemente por intuición o prejuicios, por diferencias del pasado, muchas de ellas heredadas a las nuevas generaciones. Yo lo que invito es a que nos informemos bien, a que acudamos a las vocerías y a que discutamos colectivamente los pasos que vamos a dar.
Lo segundo es que nosotros valoramos la personería jurídica. No queremos rifarla ni regalarla por ahí a la vuelta de la esquina. Lo que pasa es que somos conscientes que en estos once años la hemos mantenido gracias a la unidad.
Además, nosotros ya no estamos para participar por participar. Hoy el Pacto Histórico es la primera fuerza política en la Cámara de Representantes y la segunda en el Senado de la República. Esto amerita tomar decisiones con mucha responsabilidad.
Como dice Luciano Sanín, director de Viva la Ciudadanía, se necesita construir una especie de ornitorrinco, una forma de coalición, movimiento y partido. Coalición en el sentido en que seremos plurales y seguiremos unidos. Movimiento porque necesitamos vincular las luchas sociales de la gente. Y partido porque legalmente sería una sola personería jurídica.
¿La izquierda sí está madura para construir ese ornitorrinco?
La izquierda no se puede quedar en las viejas disputas ni en los personalismos, en los cálculos y en los egos individuales. Debemos tener la generosidad y la grandeza para que prime el interés general. Constituirnos en una fuerza no solamente para ganar las próximas elecciones presidenciales y al Congreso en 2026, sino para ser el sujeto de la transformación democrática de Colombia.
El pegamento ideológico
¿Qué le falta al Pacto Histórico para ser una organización más fuerte en lo político y organizativo?
En todos estos años de lucha hay que rendirle un homenaje a mucha gente, entre ellos al maestro Orlando Fals Borda, con el cual empecé esta lucha política unitaria cuando trabajamos en el Frente Social y Político junto con el maestro Carlos Gaviria, con Lucho Garzón y otras compañeras y compañeros.
El maestro Fals Borda siempre decía que todo proyecto de socialismo raizal y alternativo debía tener un pegamento ideológico. Bajo esa enseñanza, en la creación del Polo Democrático Alternativo salió el Ideario de Unidad.
El Pacto como organización unitaria necesita un pegamento ideológico más sólido. Es decir, avanzar en un proyecto que sea distinto en lo programático. Tenemos los seis puntos del acuerdo para la candidatura del presidente Petro y que hacen parte de unos grandes consensos, pero ya superando la coalición y siendo una organización unitaria, debemos actualizarlos y clarificarlos.
¿Qué otras líneas rojas tienen frente al tema unitario?
No quiero presentar esto como conclusiones, pero sí como parte del debate que como militantes de la UP estamos dispuestos a dar, tanto en nuestro VIII Congreso Nacional, como en los espacios de unidad en los que venimos participando.
La unidad del Pacto Histórico implica también trabajar por una convergencia más allá de la izquierda y el progresismo. Organizar la casa no quiere decir que renunciamos al Frente Amplio. También es importante construir reglas para seleccionar las candidaturas. El método hay que ampliarlo y democratizarlo. Esta la opción de las consultas, de los colegios electorales, entre otras propuestas.
En resumen, algunas ideas serían: uno, garantizar un partido de tendencias y respeto a las autonomías; dos, perfeccionar el pegamento ideológico y programático; tres, establecer reglas electorales claras para todas las fuerzas políticas; cuatro, compromiso con una convergencia más allá de la izquierda y el progresismo, Frente Amplio o como se bautice; y cinco, un escenario de transición, donde es esencial construir un congreso fundacional del Pacto Histórico.